Abraham creyó en Dios, y eso le fue tomado por justicia: fue llamado amigo de Dios, lo cual es un privilegio muy grande. Eso significa tener la protección, la ayuda

y el respaldo de Dios. Para ello, todo creyente debe conocer, amar, obedecer y tener una comunión íntima con Él. Entendiendo que la fe implica también, el hacer buenas obras: encaminando a las personas a buscar a Dios.