En las naciones se reconocen las instituciones cristianas, con un nombre. Nosotros tenemos nuestra Declaración de fe, doctrina y estatutos; según la Santa Biblia. Es urgente leer la Biblia, para no

ser engañado. El trabajo de evangelización empezó con Cristo y no se detiene; aún con muertes y persecuciones. Dios repartió talentos, a todos; hay que desarrollarlos, Él nos demandará.