La corrección es una clara manifestación de amor, del que la imparte. Un castigo en el momento de recibirse no da gozo; sino tristeza. El Pastor cuando tiene que disciplinar se

entristece; pero tiene que actuar, cuando hay algo que está mal. Para que haya testimonio de orden, de respeto, unidad y autoridad en la Iglesia. Si hay arrepentimiento, hay que brindar ayuda y orientación.