El padre que ama, madruga a castigar a su hijo: no para destruir, sino para disciplinar, para corregir e instruir. dios al que ama, disciplina. Nuestra batalla es contra el diablo

y el pecado; contra potestades, autoridades y gobernadores de las tinieblas. Todo pecado trae consecuencias. Como la fornicación; que trae madres solteras e hijos sin padre, con traumas, odio y amargura.