Eva conversó con el diablo, y aceptó su invitación para hacer lo malo; a pesar de la advertencia de Dios. Eso trajo terribles consecuencias, no sólo para Adán; sino para la

humanidad. Esto enseña al creyente, que para hacer lo bueno; hay que oír al al Espíritu Santo. La desobediencia, entristece al Espíritu Santo. El renegar o vituperar contra el Espíritu Santo, es una blasfemia.