Mientras seguía apurado empacando mis cosas, dirigí mi mirada hacia donde estaba ella.
– Hola papi, me dijo sonriendo.
Esas sencillas palabras me conmovieron a tal grado que dejé por un minuto lo que estaba
haciendo , la levanté del suelo y la abracé fuerte.
– Hola hijita, fue mi respuesta.
Al llegar al campamento y comenzar la alabanza le dije a Jesús: “Hola papi” con todo mi
corazón. Se que logré que su corazón se conmoviera así como el mío al escuchar esas palabras.
¿Hace cuánto tiempo que no le dices a tu Padre celestial “Hola Papi” o “Te amo Papi”?
Salmo 63:1
Oh Dios, tú eres mi Dios;
yo te busco intensamente.
Mi alma tiene sed de ti;
todo mi ser te anhela,
cual tierra seca, extenuada y sedienta
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