Orar es hablar con Dios. No es rezar, ni repetir alguna oración escrita. La Biblia dice que Dios no tienta a nadie. Porque todos somos tentados, a hacer lo malo. Bienaventurado

el que es tentado y venció. Hay que pedir también a Dios, que nos libre de cualquier mal y de cualquier persona mala. Hay que reconocer que el poder y la gloria, son de Dios. El que no ora: está derrotado.