La oración es muy importante en la vida del creyente. Lo que nos mantiene con vida espiritual, con victoria en nuestra vida, es que podamos estar en comunión con nuestro Dios;

que es nuestro Padre celestial. Esta relación se logra a través de la oración: el medio de comunicación que tenemos con el trono de Dios. Cristo pasaba noches y días enteros orando, o de madrugada: postrado.