Antes teníamos que acudir al Sacerdote para que rogara por nosotros, e intercediera por nuestros pecados. El Señor nos ha hecho Sacerdotes, para interceder por el pueblo, por la familia,

por los vecinos, las naciones: por las autoridades civiles, militares y políticas. Ahora no se exige la circuncisión, pero sí el Bautismo en agua por inmersión: creer y bautizarse, para ser salvo.