Dios da la orden de ir a predicar su Palabra por las casas y por los pueblos, y de dos en dos, para que se cuiden y apoyen; guardando el buen

testimonio. Después de haber confirmado su fidelidad: que ayunan, que oran; y sobre todo, que aman a las almas. Reconociendo que Cristo vino también por los drogadictos, delincuentes; por todos los hombres y mujeres perdidos: para salvarlos.