En todo tiempo la oración y la Palabra de Dios son armas espirituales poderosas y eficaces en la guerra espiritual. La Palabra de Dios registra hombres y mujeres santas, que

alcanzaron la misericordia y respuesta de Él, en diversas situaciones; por medio de la oración. En humillación, de rodillas ante la presencia de Dios, toda duda, enfermedad u opresión del enemigo: desaparecen.