Cuando la palabra de un profeta se cumple, se reconoce que esa Palabra viene de Dios. Para obtener respuesta de Dios, hay que vivir en santidad. Cuando una persona pide ayuda

al Padre, en el nombre de Jesús; recibe el respaldo inmediato del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: y el diablo huye. Esa persona recibe el sello del Padre, Hijo y Espíritu Santo: como propiedad de Dios.