Cuando Jesús predicaba, algunos discípulos consideraban dura la Palabra. La Biblia, desde el Antiguo Testamento, condena la práctica del sexo de los homosexuales y de los que se echan con varones.

Los verdaderos cristianos tienen el cerco glorioso del Espíritu Santo y la cobertura de la sangre de Cristo: Satanás no podrá vencerlos: mientras vivan en integridad, pureza y santidad.