Hay un pueblo sediento de Verdad, de la verdadera y legítima Palabra de Dios. La que descubre las vendas, rompe las cadenas y ofrece la libertad: hasta la vida eterna.

Ese es el Camino, pero no en religión; sino en vivencia de fe, sin acepción de personas, en unanimidad, en sinceridad de corazón. El que quiere ser salvo y alcanzar la Vida Eterna; debe entregarle su vida a Cristo.