Pablo estaba indignado: habían venido unas personas de Jerusalén, a dividir la Iglesia. Él llama a mantener el vínculo de la unidad, destruyendo toda obra del diablo. Los cristianos tienen que

crecer hasta ser formados como Cristo: pensar y vivir como Él; llenos de su Doctrina. Siendo entendidos, sabios, prudentes, capaces de perdonar, de amar y ayudar a los pobres con sinceridad.