Dios está vivo, promete y cumple sus promesas, para con los que viven según sus mandamientos: en honestidad, en verdad, en justicia, cumpliendo sus obligaciones; en integridad. Dios los bendecirá

más de lo que piden: prestarán y no pedirán prestado, serán cabeza y no cola. El juicio de Dios siempre llega a los que mienten, murmuran, engañan, hacen negocios ilícitos o son injustos.