La oración individual no tiene que perturbar la oración de los demás. La profecía es para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lenguas habla a Dios; pero nadie lo

entiende: se edifica a sí mismo. Mayor es el que profetiza; porque edifica a toda la Iglesia. Pero si el que habla en lenguas, además las interpreta; toda la Iglesia se edifica: entonces éste es mayor.