El don de profecía es una manifestación sobrenatural que se produce en las Iglesias, donde hay santos; en espíritu, alma y cuerpo. Es declaración bajo la unción del Espíritu Santo, y

siempre de acuerdo a la Palabra de Dios; para edificación, exhortación y consolación de la Iglesia. Para recibirlo hay que orar. Profetiza uno por uno, en orden. Hablan dos o tres; los demás juzgan.