El Apóstol Pablo se hizo amigo de todos, con el fin de ganarlos para Cristo. Los cristianos no vemos como enemigos, al delincuente, brujo, espiritista, o religioso; porque son almas necesitadas

de Dios. El servicio del cristiano a Dios, comienza con el amor y ayuda a todos, el buen ejemplo. Como dice San Pablo: aún a los difíciles de soportar. Este servicio tiene gran recompensa.