Jesús llamó a Pedro y otros discípulos, para que le acompañaran en oración; pero ellos se durmieron. Luego Pedro prometió a Jesús nunca negarle, aún dar su vida por Él:

e intentó defenderlo, cuando lo iban a prender. Pero cuando Jesús murió en la cruz, se acobardó, le negó tres veces; y lloró amargamente. El orar y llorar en la presencia de Dios, es el secreto para reforzar la fe.