Es la voluntad de Dios bautizar a los creyentes en su santo Espíritu, porque es una necesidad en la Iglesia; para poder enfrentar al enemigo, para pelear la batalla espiritual.

Es poder, para ser instrumentos de Dios y echar fuera demonios, sanar enfermos. Todo hombre y mujer tiene una batalla espiritual, necesita decirle a Satanás: el Señor te reprenda; resistirlo, para que huya.