La oración eficaz es la que se hace con fe: con certeza, seguridad y convicción, que Dios oye y responde la petición. El poder de Dios es extraordinariamente grande: Él

es el único Todopoderoso. Cuando clamamos o intercedemos ante Dios, en santidad: con humildad, con fe, con amor, con sinceridad, con lágrimas, con gemidos; atiende todo lo que le pedimos, de acuerdo a su voluntad.