La oración del que ha sido salvo, justificado, es eficaz; porque cuando un hombre o una mujer ha sido justificado, perdonado y salvado por Cristo, se convierte en hijo de

dios; y todo lo que pide al Padre celestial en el nombre de Cristo, Él le concede. Es imprescindible arrepentirse de sus pecados, para alcanzar el perdón de dios; el pecado impide nuestra comunión íntima con Él.