La oración es indispensable para el cristiano y tiene poder. La oración del justo es eficaz. Es una conversación con Dios, pero Él no escucha al pecador. Es necesario previamente,

pedir perdón por pecados y faltas; así se alcanza su misericordia y todas las peticiones, hasta las de nuestro corazón. Si doblamos nuestras rodillas y le entregamos nuestra vida, Dios obrará maravillas.