El Apóstol Pablo no se casó, pero no prohíbe el matrimonio. La tarea de la evangelización, que se refiere a la salvación de las almas: es apremiante; pero los matrimonios

también pueden trabajar en la Obra de Dios, en orden. El esposo y la esposa, deben asumir con responsabilidad sus funciones en el hogar; además de asistir, participar en la Iglesia y predicar la Palabra de Dios.