La historia bíblica muestra la maldad de pueblos que se corrompieron, y fueron castigados por dios; pero muchas veces, no se arrepintieron de su idolatría, homicidio, fornicación, adulterio, robo, codicia. Hasta

hoy, esa rebeldía trae consecuencias: caos, muerte, terremotos, guerras, plagas, hijos abandonados, madres solteras, traumas, odio, resentimiento y violencia generalizada.