La Biblia dice que el don de lenguas, o el hablar en lenguas angelicales por el Espíritu Santo; es una forma de hablar directa con Dios: fortalece, edifica. Con ese

don se recibe alegría y felicidad; se rompen las cadenas y salen los demonios: es una bendición especial. Con esta cobertura de Dios, no hay hombre, mujer, diablo, ni demonio; que nos pueda hacer daño, o nos haga caer.