Joel en concordancia con otros profetas, habla de la promesa de liberación del pueblo de Israel y del derramamiento del Espíritu santo y su señal: el hablar en lenguas. Nada sucede

por casualidad: todo se debe a la grandeza y misericordia de Dios. Así como la lluvia temprana y tardía por el Espíritu santo sobre toda carne, Él derrama lluvia en los campos; para que puedan producir.