La tentación viene a la vida del hombre y de la mujer por obra de Satanás; pero no podemos dejar que él se enseñoree de nosotros. Porque cuando esto sucede, hombres

y mujeres: adulteran, fornican, no congregan, son indiferentes a las cosas de Dios; mueren espiritualmente. Y si cometen pecados ocultos, es peor. Pero si superan toda tentación, demuestran su amor y fidelidad a Dios.