La fe, la esperanza y el amor son importantes. El que tiene a Dios, tiene amor. Se crece en el amor, humillado en la presencia de Dios, de rodillas pidiendo con

lágrimas; por las personas conocidas, no conocidas y por los que nos han hecho algún mal: abandonados, viciosos, en necesidad. Al corazón compasivo Dios lo llena de su amor, se hace sensible al dolor ajeno: eso es hermoso.