El que quiere reinar con Cristo va a padecer: críticas, humillación, incomprensión. En la prueba, un verdadero creyente siempre se mantiene fiel, clamando a dios en humildad. Así, obediente a

la Palabra de dios, saldrá victorioso. El Señor verá su paciencia, amor y compasión por las almas: lo levantará, lo ungirá y lo reconocerá en su Obra. Si peca y se arrepiente, será perdonado.