Hoy está la ley de Cristo, de la gracia, de la misericordia de dios: sin pagar nada, somos reconocidos como hijos de dios. Él hizo un querubín glorioso que se rebeló;

por eso lo arrojó del cielo, y se convirtió en el diablo. El que no cree en el hijo de dios, ya está condenado al lago de fuego. Su Palabra dice que si le amamos, debemos obedecer su Palabra; sino somos mentirosos.