Debemos siempre mirar hacia arriba, desde donde dios nos está observando. A quien amamos, porque Él nos amó primero. Estando perdidos en el pecado, tuvo misericordia de nosotros y realizó el

Plan de nuestra Salvación. Ahora, arrepentidos, nos encontramos felices en la Iglesia. El amor y la justicia de dios, está en nuestros corazones. No hacemos daño a los demás: oramos por ellos