El Evangelio es uno solo, no se debe modernizar; hace la obra en cada corazón: si el creyente clama, los demonios y el diablo, lo sueltan. Aunque hay personas impías que

entran a la Iglesia, y Predicadores impíos; que están marcados para el Infierno: no tienen amor ni para sus hijos, quieren hacer daño a la Iglesia y a los Siervos de Dios. La Sana Doctrina es una sola: inmutable.