Existe una corrupción espiritual terrible: famosos predicadores hacen Campañas sin doctrina, que están “modernizando” el Cristianismo, con doctrinas herejes y diabólicas; un evangelio diferente. Hay congregaciones llamadas evangélicas, dirigidas por homosexuales

y lesbianas; aprobadas por los gobiernos. Son sectas: se han desviado de la sana doctrina y del Evangelio de Jesucristo.