Por creer en Dios y rendirle nuestra vida, somos hechos sus hijos. Ahora el Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo; está en y con nosotros. Un día, se acabará la

vida terrenal; para estar en una vida celestial o en una vida infernal. La Iglesia de cristo, la de los redimidos, la de los comprados con la sangre de cristo; estarán felices en la Santa Ciudad: es lo que dice la Biblia.