La tierra de Canaán se formó por la multiplicación de los hijos de Noé: sus hijos, nietos y biznietos; que escaparon del Diluvio. Conociendo a Dios y su Ley, el

testimonio de Abraham, a Melquisedec; se llenaron de maldad, se corrompieron, se prostituyeron. Por eso Dios ordenó destruir estas ciudades, tomar los sembríos, los árboles frutales: despojarlas de todo; por su impiedad.