Britt Mooney un misionero de Corea del Sur, nos cuenta que desde sus 20 años había crecido en la iglesia y había empezado a hacer suyo el camino con Cristo. En aquella época, la cultura religiosa del sur de Estados Unidos hacía mucho hincapié en los argumentos doctrinales y denominacionales. Yo creía en Dios y tenía una relación con él, pero la realidad divisiva de la "iglesia" me desanimaba. Me invitaron a "un estudio bíblico local", como lo llamó un nuevo amigo. Aun siendo joven, idealista y desanimada con la religión, seguía amando a Jesús y la Biblia. Así que a menudo me presentaba a una enseñanza o estudio bíblico. Cuando llegué a la sala de esa casa en Duluth, Georgia, el "líder" hizo esta declaración: "No me importa de dónde vienes, o tu denominación, o lo que crees. Esta noche, vamos a adorar a Jesús juntos".